Hace ya algunos años que comenzó la andadura de la Cofradía Nuestra Señora del Rosario. Creo recordar que fue en el año 1990 cuando dieciséis medineses, jóvenes en aquel entonces, nos liamos la manta a la cabeza y nos pusimos manos a la obra: Alfonso Alonso, Javier Alonso, Manuel Arce, José Antonio González, Ernesto Ortiz, Juan Carlos Pérez, Víctor Prado, Césareo Prieto, José Miguel Rebolleda, Vicente Regidor, Damián Revillas, Cipriano Rueda, Roberto Rueda, José Daniel Saiz, Federico Serna y José Antonio Ugarte.
Los hábitos eran sólo eso, unos sencillos hábitos granates de tela de forro atados con un cíngulo negro a la cintura y unos capirotes hechos de cartón rígido cubiertos con la misma tela. Quienes se encargaron del corte y la confección de los trajes fueron nuestras novias, mujeres, madres o hermanas.
No había bordados, no había capas, no había estandartes, no había relevos; la familia Ugarte López se encargó de adornar los dos pasos que sacábamos aquel año: “Jesús Crucificado” y “La Oración del Huerto” con un presupuesto mínimo fruto de aportaciones voluntarias; las andas pesaban un montón de kilos y entramos sanos y salvos a la plaza gracias a la ayuda del tío Antonio. Éramos sólo dieciséis, casi chavales con energía desbordante y con la ilusión de que la Semana Santa de nuestra ciudad volviera a brillar con luz propia.
Con el paso del tiempo se suceden acontecimientos importantes para nuestra Cofradía: en 1993 somos ya 18 cofrades, en 1994 , además de los porteadores desfilan en la procesión tambores y acompañantes, en 1995 cedemos el paso del “La Oración en el Huerto”, en 1996 nos reunimos los fundadores para constituir oficialmente la sociedad y complementamos nuestro hábito con una capa de color blanco roto…
Seguimos creciendo, el número de componentes aumenta exponencialmente y sus funciones se diversifican: algunos siguen llevando el paso; otros tocan trompetas o tambores; nuestro presi, Pepín, gestiona las finanzas y pone un punto de cordura en cada momento, los peques flanquean el estandarte; unos pocos se preocupan por la intendencia y encargan las empanadas que nos comemos después de la procesión y Conchi sigue liderando el equipo de decoración.
No puedo dejar de emocionarme cuando veo que hoy son los hijos de algunos de los primeros cofrades los que han tomado la alternativa y viven de lleno la procesión del Santo Entierro del Viernes Santo Medinés.
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